Atrás quedaron esos viejos recuerdos de Savio 80 y el estadio Delfín Edmundo Benítez. El Trapero solía hacer de local a espaldas de las moles de Lugano I y II hasta que el sueño de la cancha propia se terminó. Sin embargo, el club porteño no se dio por vencido y, gracias al trabajo de Dante Majori y su comisión directiva, consiguieron un predio en Ciudad Evita para que de a poco la localía vuleva a convertirse en realidad.

Argentina siempre tuvo épocas durísimas, más para los clubes del ascenso y peor aún para los que siempre militaron en la Primera D. Aumento de tarifas por un lado, problemas económicos por otro, y la necesidad de sacar a los chicos de la calle fueron una ensalada a la cual muchísimas entidades capearon con creces. Abrieron sus puertas siempre, a pesar de todo tipo de adversidades.

Solamente un par de semanas atrás, exactamente hace una quincena, el DT del Trapero, Néstor Rapa, se quejaba tras la derrota ante Victoriano Arenas por no tener un lugar propio para entrenar al día siguiente. Sin embargo no era un capricho de la dirigencia que eso ocurriese sino todo lo contrario. El trabajo a contrarreloj para lograrlo cuanto antes terminó dando sus frutos un sábado 24 de marzo de 2018.

«Es la primera vez en 82 años de vida que Yupanqui entrena en una cancha propia. La verdad es que estamos muy contentos y me toca a mi presidir este paso tan importante para la institución» dijo el emblema de la dirigencia del club porteño, Dante Majori. El predio de 5 hectáreas, ubicado en Ciudad Evita, cuenta con tres canchas pero la idea es también construir allí el estadio y un lugar para el FUTSAL.

«Un 24 de marzo, el día de la memoria, también recordar a tantos dirigentes que trabajaron y lucharon a lo largo de los años para ver realizado este sueño que, gracias a Dios hoy se hizo realidad» sentenció Majori. Sin lugar a dudas, noticias felices para los amantes del ascenso pero mucho más para Yupanqui que empieza a sentirse dueño de su lugar en el mundo. Nada mejor que sentirse como en casa.